Pecado mortal

De acuerdo al catolicismo, un pecado serio, grave o mortal es la violación con pleno conocimiento y deliberado consentimiento de los mandamientos de Dios en una materia grave.[1]

Un pecado mortal puede conducir a la condenación eterna si una persona no se arrepiente del pecado antes de la muerte. Se considera que un pecado es "mortal" cuando su calidad es tal que conduce a una separación de esa persona de la gracia salvadora de Dios. Tres condiciones deben cumplirse juntas para que un pecado sea mortal: "El pecado mortal es el pecado cuyo objeto es una materia grave y que también se comete con pleno conocimiento y consentimiento deliberado". Se podrían considerar como tales (si se cumplen las condiciones señaladas): el secuestro, el asesinato, el incesto, el robo, el adulterio, la violación, el aborto, el suicidio, entre otros.

  1. O'Neil, Arthur (abril de 1912). «El pecado mortal». The Catholic Encyclopedia. Nuevo York: Robert Appleton Company. 

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